No por mucho madrugar… Neurociencia y crono-biología

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El refranero sobre el tema del “pereceo matutino” no parece tener una “decisión tomada”.  Sus opiniones no se alinean con ninguna de las irreconciliables tribus de dormidores: ni por las aves nocturnas, ni por los pájaros de trinos mañaneros (de hecho, clásicamente, se ha utilizado el símil de los búhos y las alondras para ejemplificar esos patrones de conducta)… ¡Y quizás, gracias a eso, acierte de pleno la tradicional colección de sentencias! Porque de lo que no hay duda es de que, al despertar, claramente nos dividimos en “víctimas de sábanas pegajosas” y “somnolientos precoces” y la ciencia empieza a encontrar datos sobre como las dos posturas son, parcialmente, verdaderas. Así, por un lado, el saber popular, recoge la evidente invariabilidad del fotoperiodo en aforismos como el “No por mucho madrugar, amanece más temprano”. Sin embargo, el archiconocido “A quien madruga dios le ayuda” igual también tiene algo de razón porque (aunque no se pueda afirmar nada sobre intervenciones divinas) desde los resultados obtenidos parece que, dios no sabremos, pero los genes es probablemente sí que, algo, ayuden…

Respecto a la primera afirmación refranera, es cierto que todos los organismos se adaptan al ritmo diario (y son capaces de seguir ciclos sueño-actividad que solapan con el patrón de luz-oscuridad de la zona, y estación, donde habiten). También  para la especie humana, pues sin duda, la iluminación no va a llegar antes (por mucho que se madrugue) y, en una cultura agrícola, esto es una limitación insalvable. Bien es cierto que, culturalmente, este hecho, al menos en principio, cada vez tiene menos influencia. Por ejemplo, el estado español, oficialmente, no está situado en el huso horario que le corresponde geográficamente y, por tanto, la actividad cotidiana lleva un desfase de dos horas de retraso, respecto al resto de países de su entorno y la actividad lumínica natural. Pues bien, aunque ahora que se “haga la luz” no dependa de la amanecida, sino de la red eléctrica, ese tipo de desajuste puede tener un cierto efecto fisiológico (en los neurotransmisores y la actividad cerebral del sujeto afectado)… Y aquí entra la otra “línea de opinión” sobre la “fortuna madrugadora”: de la mano del concepto de cronotipo que se corresponde directamente con la función del “reloj biológico” de cada sujeto.

En esta línea, números estudios han probado que, en la especie humana, existen tres tipos de respuestas principales: matutina o madrugadora, vespertina o trasnochadora, e intermedia. Aunque es cierto que se puede reajustar este cronotipo ante cambios externos, también lo es que esto supone un esfuerzo para el cerebro: y, de hecho, hay innumerables datos sobre lo pernicioso que resulta, para el individuo, los “cambios de turno”, superar un “jet-lag” o los cambios “sociales” de ritmo de actividad. En general, la persona matutina (que representa, más o menos, el 25% de la población) mantiene sus funciones cognitivas máximas por la mañana y empiezan a disminuir por la tarde (con lo que se acuesta temprano y, como consecuencia de ello, madruga). Un sujeto vespertino por su parte (otro 25% de la población) se caracteriza porque nota más dificultad para realizar tareas que impliquen funciones cognitivas superiores al despertarse en la mañana, pero sus capacidades avanzan con el día, y son máximas por la tarde-noche (por lo que tenderá a acostarse después). La mitad de población restante, tiene un comportamiento intermedio y, como su propio nombre indica, se encuentra a medio camino. Así, la capacidad para mantenerse alerta de cada sujeto, se verá afectada tanto por la cantidad de tiempo de permanencia en vigilia ,como por, obviamente, el momento del día. En este contexto, estudios con resonancia magnética funcional, han puesto de manifiesto que las personas que habitualmente trasnochan pueden permanecer despiertas durante más tiempo, que las madrugadoras, antes de rendirse por fatiga mental. De hecho, tras unas diez horas en vela, los sujetos que madrugan, muestran una menor actividad en las áreas cerebrales vinculadas a la atención, en comparación con los que trasnochan (además se sentir más somnolencia y realizar las tareas de forma más lenta). Esto efectos tienen una base fisiológica, y hay pruebas de ello, ya que, orgánicamente, estos ciclos de sueño-vigilia, correlacionan con los niveles de una hormona: la melatonina. Así, el grupo mayoritario de cronotipo intermedio tendrá un pico máximo hacia las 3 a.m., el matutino sobre dos o tres horas antes, y el vespertino dos o tres horas después.  Además, el cronotipo varía con la edad. En la infancia tiende a ser «tempranero» y se va retrasando con los años. Luego, en la pubertad y la adolescencia se convierte en notablemente «noctámbulo» para, sobre los veinte años de edad, modificar el cronotipo hacia la zona intermedia, y volver a sufrir desajustes en la ancianidad.

Por tanto, una vez más, aunque el ambiente modula, la genética determina y,  por ello, algunas personas madrugan y otras no. Lo impactante es que, estudios recientes, han encontrado que, además, las personas con “buen despertar” refieren un mayor bienestar y presentan una reducción estadística del riesgo de padecer esquizofrenia y depresión. Esta afirmación se basa en el hallazgo de hasta 351 genes que influyen en la capacidad natural de despertarse pronto. Los datos que se han extraído de estos experimentos indican que, al menos en parte, los motivos por los que algunas personas son madrugadoras y otras nocturnas, radican en diferencias existentes en la forma en que el cerebros reacciona a las señales de la luz externa y el funcionamiento normal de los «relojes internos” (unas diferencias que podrían tener efectos significativos en la capacidad endógena individual para controlar el tiempo eficazmente). El análisis del  papel que juegan  los diferentes grupos de genes que se han identificado, indicaría cierta influencia en la vulnerabilidad frente a riesgos asociados a enfermedades y trastornos mentales. Sin embargo no se han encontrado que madrugar proteja contra enfermedades como diabetes u obesidad (aunque existan hallazgos previos que indicasen que el comportamiento noctámbulo suelen tener una peor regulación metabólica).Sobre la distribución de estos genes se ha encontrado que, muchos de ellos son los responsables de regular los relojes circadianos del cuerpo (y con ello, los procesos bioquímicos que gobiernan la periodicidad de las actividades celulares). Para unos cuantos, se ha identificado su expresión en el hipotálamo, (en regiones implicadas en la regulación del sueño y la vigilia), algunos otros participan en el metabolismo de insulina y los hay que influyen en el procesado de sustancias estimulantes, como la cafeína y la nicotina. También la incidencia de la luz parece tener transcendencia pues es un factor importante porque detiene la producción de melatonina (cuyo papel que es favorecer el sueño) . En este sentido, algunos resultados sugieren que las personas madrugadoras perciben la luz de forma ligeramente distinta a las trasnochadoras, pues se detectaron la presencia de genes expresados en la retina del ojo.

En definitiva , los ritmos afectan a la salud, influyen en memoria, atención, o la temperatura corporal, por ejemplo, y, por tanto, hay que intentar que se mantengan lo más estables y ajustados posible a las características de cada quién… Así que: Felices sueños!… ¡Cuando le toque!

Para saber más:

Jagannath A, Taylor L, Wakaf Z, Vasudevan SR, Foster RG (2017), “The genetics of circadian rhythms, sleep and health”. Hum Mol Genet;26(R2):R128-R138.

Meir Kryger, Thomas ; Roth, William Dement (2011) . “Principles and Practice of Sleep Medicine.” (Fifth Edition).  Elsevier Inc.

Pavlova M.(2017), “Circadian Rhythm Sleep-Wake Disorders.” Continuum (Minneap Minn); 23(4, Sleep Neurology):1051-1063

Samuel E. Jones, Jacqueline M. Lane, […]Michael N. Weedon ( 2019)”Genome-wide association analyses of chronotype in 697,828 individuals provides insights into circadian rhythms”. Nature Communications.  https://www.nature.com/articles/s41467-018-08259-7

Sueños, ensueños y ritmos circadianos http://portafolioclari.blogspot.com/2016/03/suenos-ensuenos-y-ritmos-circadianos.html

El cronotipo y su importancia http://www.iimel.es/11-que-es-la-melatonina/37-el-cronotipo-y-su-importancia

¿Trasnochas o madrugas? https://www.muyinteresante.es/salud/articulo/itrasnochas-o-madrugas

Madrugadores y nocturnos  https://jralonso.es/2013/10/17/madrugadores-y-nocturnos/

Búhos contra alondras: ¿es mejor ser madrugador o trasnochador? https://verne.elpais.com/verne/2016/05/13/articulo/1463130740_615492.html

Ser madrugador es cuestión de genes https://www.elperiodico.com/es/ciencia/20190129/genes-madrugadores-nature-7274679

El genoma de los madrugadores los protege de la depresión https://elpais.com/elpais/2019/01/28/ciencia/1548695131_527008.html

El gráfico que muestra que en España tenemos horarios muy raros https://verne.elpais.com/verne/2016/03/18/articulo/1458309794_132930.html

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