“La providencia puso el placer tan cerca del dolor que muchas veces se llora de alegría” (George Sand)
Experimentar una cierta acción perjudicial o dañina activa diversas respuestas autonómicas y la sensación de dolor. Esta sensación incluye dos componentes: el discriminativo o sensorial organizado a nivel del complejo ventro-basal del tálamo, y en la corteza somatosensorial, (que a su vez se interconecta con áreas visuales, auditivas, de aprendizaje y memoria); y el afectivo que se localiza en los núcleos talámicos mediales y zonas de la corteza incluyendo las regiones prefrontales y, especialmente, la corteza frontal supraorbital. La información nociceptiva que alcanza la médula espinal, antes de ser pasar al nivel cortical, va a modularse mediante sistemas de control inhibitorios segmentarios y vías descendentes bulbo-espinales. Luego, esta información ya procesada, alcanzará los centros superiores y aquí se inducirán respuestas vegetativas, motoras y, sobretodo, emocionales que, paralelamente, han de generar acciones analgésicas acopladas. De hecho, la lucha y la actividad sexual son dos de las principales formas de estimulación de los mecanismos centrales de analgesia.
Un clásico experimental de este hecho es el sondado suave de la vagina de la rata con una varilla de vidrio que incrementa la actividad de las neuronas en la sustancia gris periacueductal y reduce la reactividad de las células de la región ventrobasal del tálamo al estímulo doloroso. El fenómeno (que también se ha estudiado en la especie humana por cierto) ha permitido explorar como la cópula desencadena mecanismos analgésicos. En las circunstancias apropiadas, las neuronas de la sustancia gris periacueductal pueden ser estimuladas a través de conexiones sinápticas con la corteza frontal, la amígdala y el hipotálamo y algunas células neurosecretorias liberar encefalinas (una clase de opiáceos). Y cesar el dolor.
Pero a veces la conducta humana va más allá. No solo el estímulo potencialmente dañino deja de doler, es que resulta placentero. No solo no se intentan evitar todos aquellos estímulos que, en principio, se asocian con el sufrimiento sino que se buscan activamente. Y es que frente lo que podría parecer, las relaciones entre placer y dolor son más complejas de lo que podríamos creer. Y la clave podría estar en esas endorfinas o en los mecanismos de recompensa asociados al alivio por haber podido escapar de una situación peligrosa o, quizás, con los mecanismos intrínsecos a las estructuras sociales que se asocian con poder y sumisión. Estos podrían ser los fundamentos fisiológicos del comportamiento que, en su día describiera Leopold von Sacher-Masoch, cuyas novelas (especialmente «Venus de las pieles») representaron a personajes adictos al dolor físico y al sufrimiento, a padecer humillación y opresión por parte de sus parejas. La paradoja de disfrutar sufriendo, que rodea al cerebro masoquista, apenas se empieza a comprender pero, algunos estudios, empiezan abrir puertas a su explicación. De hecho, un interesante trabajo ha evidenciado que, el grupo de personas con tendencia masoquista, muestra un umbral de dolor más elevado y se ha planteado la existencia de una modulación alternativa del procesamiento de la información somato-sensorial. Así, estímulos como el dolor, que en la mayoría de las personas aumentan su activación, serían percibidos como neutros por aquellos con comportamientos masoquistas. No obstante, esta modulación podría tratarse de una conducta adquirida, o consecuencia de una predisposición previa. De hecho, se pone de manifiesto que el dolor es procesado de forma multi-sensorial y su estudio debe traspasar los límites de un solo campo de investigación si se quiere comprender plenamente.
El interés de este estudio, además, podría tener otras consecuencias relevantes si se tiene en cuenta que se trata de gente sana que, en ciertas circunstancias, es capaz de encontrar placer en el dolor. Entender estos mecanismos podría abrir nuevas vías para acercarse al tratamiento de pacientes que sufren dolor crónico para el que no se consigue ofrecer una solución. Hipotéticamente, si se comprendiese como logran los primeros cerebros transformar el dolor en placer y se supiera como aplicarlo a los segundos, aunque no se les evitase experiencia dolorosa, sí se podría transformar de desagradable a placentera.
Y es que, aunque sean antagónicos, evitar dolor y buscar el placer son comportamientos clave para la supervivencia, por lo que no es sorprendente que exista cierta competencia en el procesado de ambas respuestas. Existen muchas situaciones en las que, superar un poco de dolor inicial, puede incrementar la sensación placentera al final… Este sería el origen del “no pain, no gain” tan asociado a programas de entrenamiento. Incluso se considera una señal de madurez y de control de impulsos la capacidad para demorar recompensas. De hecho, hasta se pueden identificar ciertas coincidencias neuro-anatómicas que afectan a la corteza orbitofrontal, el núcleo accumbens y la amígdala. El hecho es que existe una reacción que hace el cerebro se comporte de forma distinta ante un mismo dolor, de intensidad moderada, si se compara con un dolor “peor” (ya se sabe “¡ni tan mal”!). Lo que pasa es que se termina interpretando ese dolor moderado como placentero al compararlo con otro más intenso. Y esto se puede detectar a nivel cerebral, pues se produce una menor activación en ínsula y cíngulo anterior frente a la intensificación de la actividad en el circuito de recompensa (incluyendo las cortezas prefrontal orbital y ventro-medial). Bioquímicamente, a las ya mencionadas endorfinas, se unirá la dopamina acelerando el deseo y la sensación de placer.
En definitiva, este binomio dolor/placer estará presente al comer comida picante o mientras se ven películas de terror, pero también en otros comportamientos humanos considerados como mucho más peligrosos, hostiles o nocivos y que, sin embargo, se viven, en determinadas circunstancias, como placenteros. Una pelea, consumir drogas o lanzarse al vacío… Y vivir para contarlo; y disfrutar de (y con) ello, estarían activando la misma respuesta en sus víctimas potenciales. La sensación de alivio y placer al ser esencialmente la misma , se confunden. Nuestro cerebro, que siente el miedo, cuando constata que no se sufrió ningún daño genera una sensación alivio que se traduce en una peculiar clase de placer. Por otra parte, estimular los receptores del dolor también promueve la activación del sistema nervioso simpático incrementando la frecuencia cardíaca, estimulando la sudoración o dilatando bronquios y pupilas, por ejemplo. En otras palabras, nos excita…
Y es que del dolor a éxtasis solo hay un paso. Uno tan pequeño como peligroso.
Para saber más:
Carlson Neil y Melissa A. Birkett (2018) “Fisiología de la conducta”
Defrin et al. Attitudes and emotions towards pain and sensitivity to painful stimuli among people routinely engaging in masochistic behaviour. Eur J Pain.2015 Oct;19(9):1321-30. doi: 10.1002/ejp.662. Epub 2015 Feb 17
Kaming et al. Contextual modulation of pain in masochists: involvement of the parietal operculum and insula. Pain.2016 Feb;157(2):445-55. doi: 10.1097/j.pain.0000000000000390
Leknes and Tracey. A common neurobiology for pain and pleasure. Nat Rev Neurosci.2008 Apr;9(4):314-20. doi: 10.1038/nrn2333
Canales iónicos Receptores de Potencial Transitorio y su papel protagónico en la terapia analgésica https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=2ahUKEwih6vCooMTlAhUs1eAKHdanDLQQFjAAegQIAxAC&url=http%3A%2F%2Fscielo.sld.cu%2Fpdf%2Fibi%2Fv34n3%2Fibi08315.pdf&usg=AOvVaw31z6w-Bola2_awAnrIUaoO
Pain control through selective chemo-axotomy of centrally projecting TRPV1+ sensory neurons. Matthew R. Sapio, John K. Neubert, […], and Michael J. Iadarola https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5873867/
Masoquismo: dolor y placer en el cerebro https://www.muyinteresante.es/salud/sexualidad/articulo/masoquismo-dolor-y-placer-en-el-cerebro
Masoquismo: de placer por el dolor a ¿herramienta contra él? https://naukas.com/2018/05/30/masoquismo-de-placer-por-el-dolor-a-herramienta-contra-el/
https://www.kinseyinstitute.org/
https://www.sedolor.es/comunicacion/dia-del-dolor/
https://www.iasp-pain.org/GlobalYear
https://diariosanitario.com/el-inventor-de-la-epidural-de-la-tragedia-a-la-fama/